miércoles, 26 de octubre de 2016

ANA, DE LAS TEJAS VERDES

Ya he hablado de mi arrebato nostálgico en el anterior post, pero en este libro es diferente. No es la misma clase que la anterior y la culpa la tiene la edad tardía que tenía cuando saboreé este maravilloso libro que nunca pierde su identidad. Más aun cuando yo era un chico de campo que estaba absoilutamente enganchado a los libros.
Ana es lo que hemos sido muchos niños de pueblo durante siglos. No éramos malos, pero no podíamos evitar meternos en líos que acaban en enfado para los adultos y una bronca monumental además del castigo correspondiente.
Es algo interesante descubrir como era la vida hace casi un siglo y comparar las preocupaciones que aparecen en los libros con la realidad a la que hemos llegado. Intento imaginarme a una dulce y bienintenciona Ana cómo se sentiría al toparse con nuestra sociedad acelerada y caótica en la que prima la inmediatez sobre la acción mesurada y meditada que solía ser lo habitual hace un siglo.
Desde mi punto de vista es una buena manera de ver como ha cambiado la sociedad en todos los sentidos. Familia, amigos, modo de comunicarse, estudios, ambiciones... Sería un buen arranque para enseñar a los niños como era el pasado.

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