Abandonemos por unos momentos la literatura seria y comprometida por algo ligero y divertido. Una comedia chispeante y sin grandes ambiciones excepto hacerte pasar unos buenos momentos y satirizar los realityshows que abundan en todas las cadenas.
Los personajes están muy claros y definidos desde el primer momento. Con cada página que pasa su nivel de chanzas y chispeantes frases descacharrantes sube y sube salvo pequeños paréntesis romáticos festivos que sirven para dar más brillo a los momentos de comedia ácida y muy pero que muy satírica.
Es una novela de esas que la sonrisa no se te escapa de la cara. Vale, es previsible en un 200 por ciento, pero las risas y carcajadas están aseguras en cada capítulo. Es oxigenante y liberador disfrutar de tanto en cuanto de algo ligero, divertido, con mucha mala leche y sin grandes pretensiones intelectuales... Porque desde el título hasta el fina del libro tienes asegurada la diversión y los buenos momentos.
Sugerida para cuando uno está de bajón y necesita una inyección de optimismo saludable.
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