sábado, 2 de abril de 2016

¿De qué están hechos los sueños?

Házael González escribe una tierna y sencilla novela corta, de ambiente naif, casi infantil, que por momentos me ha hecho recordas viejos tiempos casi olvidados.
Es una historia sin grandes pretensiones pero aun así está repleta de esa magia que el autor sabe tan bien describirnos. Escribe sin complejos y con mucha ternura sobre el final de la infancia, que agotada va dejando paso a los primeros pasos aun titubeantes de la adolescencia.
Su animal totem, los gatos, que tan a menudo suelen aparecer en sus historias aquí también se pasean. Siempre con ese aire misterioso, su pose mística que parece ocultar arcanos secretos y esa capacidad para mostrar el rasgo humano preciso en cada momento. Y lo hacen con estilo, con esa pose desganada tan propia de los felinos... Porque ellos siempre lo hacen con elegancia.
Me la leí de un tirón y luego tuve que releerla porque necesitaba volver a saborear esos parrafos que me habían hecho rememorar lo que es la ilusión y la fantasía en esa etapa tan complicada de la vida.
Es una pequeña joya para leer antes de acostar al niño pequeño que todos tenemos dentro. Satisfacción garantizada.

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